Quiero retomar algunas lecciones del emperador Taizong, como las que comentaba la semana pasada.
Ahora quiero ir al contraste respecto a las mejores virtudes. De acuerdo con el libro Las reglas del emperador; su principal consejero le indicó cuidarse de:
Codicia
La ambición desmedida siempre amenazará recursos físicos y atención.
Es muy importante establecer cuándo es suficiente de cualquier cosa para evitar desgastar a equipos y a nuestra propia capacidad.
Ir demasiado lejos
De la mano con la codicia, el no saber medirse en el control de las emociones amenazará las carreras más brillantes. La discreción y la prudencia son la receta para evitar decisiones que después generen arrepentimientos o quiebres más graves.
Arrogancia
Este es un punto común a diferentes escuelas filosóficas. Se dice que la arrogancia era uno de los pecados capitales. En el estoicismo, Epicteto decía que es imposible para un hombre aprender, aquello que piensa que ya sabe. Es fundamental mantener la apertura de sabernos una obra inacabada durante toda nuestra vida para no dejar de crecer.
Querer abarcar mucho
El líder que no se contiene y que no marca límites dispersará sus fuerzas en exceso. Y en ello llevará su condena pues debilitará su núcleo. Aquí en México tenemos claro este concepto con un dicho popular.
Complacencia
El líder o la persona que no siga mejorándose, más temprano que tarde será relegado. El líder debe saber que siempre podrá aprender de otros y de sus propias experiencias. Siempre podrá encontrar puntos para una mayor maestría en su capacidad de reflexión.
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Imagen de Sammy-Sander en Pixabay
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