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Tus fuerzas impulsoras

Miguel Angel Cardona

Hay una idea de Daishi en su libro Haz posible lo imposible que conecta inmediatamente con Simon Sinek en su obra Empieza por el porqué. Esa idea se conoce como propósito o nuestra fuerza impulsora, nuestro norte verdadero.

 

Daishi comenta que solo cuando las fuerzas que nos mueven son mayores a nuestros miedos, entonces podemos enfrentarlos y superarlos. Estas fuerzas pueden ser motivaciones internas tanto como pueden ser personas. Así como una hija en peligro impulsa a una madre o un padre a hacer lo extraordinario, así también puede impulsarnos una causa noble. La clave es tener bien definida esa fuerza o fuerzas. Y hay que tenerlas visibles el mayor tiempo posible. Cuando dudemos de nuestras capacidades, hay que volver a ellas.

 

Cuando nuestras fuerzas impulsoras son personas, creo que este hecho nos lleva a pensar en nuestro legado. Nos ayuda a darle significado a nuestra vida pues queremos dejar algo que trascienda nuestro tiempo y espacio en este mundo. Queremos dar un ejemplo de valores y decisiones en acción.

 

Nuestro porque, nuestros destinatarios de nuestra misión personal nos pueden impulsar más allá de lo imaginado. Nos ayudarán a adoptar mejores hábitos. Nos ayudarán a enfocarnos en lo más importante. Nos ayudarán a contenernos y crecer en nuestro autoliderazgo en momentos de crisis. Debemos recordar que estas personas, sea o no en este tiempo y espacio, se convierten en observadores de nuestros valores en acción. Así, se vuelven factores de autocontrol para trabajar desde nuestra mejor versión de manera más frecuente.

 

Además, su permanencia es más perdurable en nuestro corazón que las motivaciones más abstractas como el reconocimiento. Por eso, hay que invertir tiempo en definir y tener presente a nuestras fuerzas impulsoras, siempre.

 

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Imagen de Džoko Stach en Pixabay



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