El propósito va más allá de una declaración de misión.
No puede quedarse en solamente aprovechar tus capacidades y hacer algo valioso.
El propósito conecta con tu esencia, con tus valores.
Pero para alcanzar todo su poder, el propósito debe conectar con personas.
Debemos dedicar nuestro trabajo y progreso diario a alguien significativo.
De esta forma, la persona o personas que nos inspiran a ese propósito serán los roles a los que rendiremos cuentas de manera presencial o virtual. Nosotros le daremos la seriedad que requieran.
El dedicar nuestras acciones a una persona nos hace sentir observados.
Sabemos que no estar a la altura de lo que queremos entregar será decepcionante.
Por eso nos esforzamos más y queremos cumplir con nuestros mejores hábitos.
Por estas razones, es fundamental que nuestro propósito tenga un ¿Para quién?
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Imagen de Tomas Elias Lozada Linarez en Pixabay
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