Pensar y hacer: La ecuación más poderosa

Hace algunos semestres un colega me dijo que reconocía a una compañera porque siempre estaba en modo "diciendo y haciendo". Era una forma muy coloquial de valorar la ejecución comprometida y con un ritmo intenso. Esa frase me dejó pensando que toda buena ejecución (hacer) siempre lleva también un grado importante de diseño (pensar). Por eso creo que ambos conceptos deben ir de la mano en todo momento para asegurar mejores resultados.

Pensar sin hacer no resuelve nada ya que no hay avance real y tangible.

Hacer sin pensar genera impulso pero gasta recursos al no elegir el camino más claro y viable para una mayor probabilidad de éxito.

Pensar y hacer combina el entendimiento de la realidad con la inercia positiva de ver avances constantes que crean un ciclo virtuoso. Pensar y hacer buscará por igual eficiencia y efectividad para aprovechar de la mejor forma el contexto y nuestras capacidades.

Pensar es intención, claridad y coherencia del camino a seguir.

Hacer es voluntad, adaptabilidad y alineación para recorrer el camino de la mejor forma y asegurar llegar al destino.

Por eso para mí, ambos verbos son la ecuación más poderosa en la vida y en los negocios.

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Imagen de Chris Thornton en Pixabay