Jann Freed en La sabiduría del líder declaró al principio del libro una pregunta que quedó grabada en mi mente: ¿Si tú estuvieras observando tu liderazgo a la distancia, te seguirías a ti mismo? Es una reflexión que vale la pena hacernos ya que el liderazgo no solamente es llegar a los resultados. Es llegar a los resultados respetando las reglas, cuidando al equipo; inspirando y manteniendo el espíritu del mismo antes las pruebas. Y como seres humanos, sabemos que la forma más natural de aprendizaje es la observación que lleva a la imitación si hay un convencimiento de ello. Para estar dispuestos a seguir a un líder necesitamos que nuestros valores y creencias estén alineados con los suyos ya que de ahí vendrá nuestra motivación para comprometer nuestro desempeño.
Y si vamos un paso más allá; si el líder tiene claros sus valores y creencias; debe hacerse otra pregunta. ¿Mis acciones y palabras son coherentes con mis valores y creencias? Antes de pedir el compromiso del equipo el líder debe asegurarse de que hay consistencia entre su ser y su hacer para que tenga credibilidad ante el equipo. Esto es clave ya que el líder no transmite solo con sus palabras y sus solicitudes. Todo, absolutamente todo del líder transmite un mensaje poderoso que modela la cultura. La actitud del líder y su ritmo en muchos sentidos es lo que obtendrá de su equipo. Por eso vale la pena esa observación intencional y consciente. Yo agregaría como un elemento clave de evaluar si te seguirías o no; el analizar si te sentirías tranquilo con tus principios, incluso orgulloso de las acciones que quieres llevar a cabo al paso del tiempo con base a tus valores. El viajar un momento al futuro, tan lejano como se quiera y ver hacia atrás que una decisión con buen o mal resultado no compromete tu esencia y tu integridad, es una prueba de que estás guiando tu camino de la mejor forma. Y con ello puedes hacer lo propio por tu equipo.
Foto de Jehyun Sung en Unsplash
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