Hace tiempo escuché a un gerente decir que no portaba su agenda.
Incluso comentaba que por ello había perdido citas que tenía programadas y que no había podido ajustar su programación.
Me sorprendió el comentario ya que no podía concebir a un gerente, a cualquier persona que quiera ser líder de su vida y de su profesión sin llevar su plan de vuelo, que es su agenda.
Hoy más que nunca es fácil tener visibilidad de nuestros compromisos. Si no tenemos una agenda física, siempre podemos tener un respaldo virtual en aplicaciones como Onenote o Evernote. A principios de año comentaba que llevar una agenda es un hábito de liderazgo. El tener una programación no quiere decir que todo se hará al pie de la letra. Siempre hay imprevistos que nos descarrilan del plan por algunos momentos.
Pero eso no quiere decir que debamos ir por nuestra jornada sin tener claro cuáles son las acciones de más impacto que queremos lograr. La agenda nos da claridad y tranquilidad pues nos obliga a elegir aquello que es significativo, aquello que sabemos que nos mueve en la dirección que queremos. No debemos olvidar esto.
Y ante el riesgo natural de que un respaldo físico se pierda por cualquier razón, hoy más que nunca el tener respaldo de citas y actividades en recursos virtuales es una práctica más que constructiva. Además, de esa forma nuestros planes estarán visibles y a la mano desde diferentes dispositivos dándonos máxima flexibilidad. No olvidemos que nuestra agenda puede ser la brújula que nos mantenga viajando como líderes siempre en la dirección correcta.
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