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Hábitos de liderazgo: Presión proactiva

  • Miguel Angel Cardona
  • 6 oct 2024
  • 1 Min. de lectura

Siempre será mejor que uno tenga estándares de urgencia mayores que los de nuestros líderes.

Si debemos esperar a que nuestros líderes nos pregunten por el estado de un proyecto, estamos fallando en nuestra proactividad.

 

La presión que nosotros nos impongamos debe generar un ritmo mayor a la competencia y a nuestros pares. Debemos recordar el viejo dicho de que "el que pega primero, pega dos veces".

Hoy, en los negocios y en la vida esta idea es más cierta que nunca, y más importante que nunca.

 

Que nosotros informemos en vez de que nos pidan información no solo es una muestra de cortesía.

Es una muestra de que estamos al día con lo importante y que estamos accionando lo que se necesita.

Además, el ponernos presión proactiva nos puede llevar a conquistar nuestras metas antes.

Y eso tiene varios valores agregados:

 

El llegar con nuestra propia presión a nuestra meta antes de lo previsto refuerza nuestra confianza.

Empezamos a formar así un equipo ganador que cree en sus capacidades y en su sentido de colaboración.

El operar bajo presión también forja liderazgo. Empieza a moldear el carácter para revelar a quienes manejan mejor un entorno de crisis. Buscamos a quienes avanzan en vez de paralizarse y a quienes se adaptan de forma óptima. En ellos se estará formando un nuevo grupo de líderes que mantendrá e idealmente elevará los estándares.

 

Por este tipo de beneficios, vale mucho el establecernos medidas de presión en vez de recibirlas como consecuencia de no ir con el ritmo adecuado.

 

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