Vengo de una industria que aprende incluso de las circunstancias más duras. Cuando hay un accidente aéreo, la labor de investigación forense es prioritaria. La industria siempre está hambrienta por aprender para mejorarse continuamente y seguir abonando a ese estado de ser el medio de transporte más seguro del mundo. La forma de generar esos aprendizajes es por medio del estudio de las cajas negras. Estos dispositivos que equipan cada avión comercial de pasajeros tienen grabadora de conversaciones de la tripulación de cabina de mando y el registro de todos los indicadores de comportamiento de la aeronave. Además de todo lo que las evidencias físicas nos pueden enseñar sobre una tragedia o un accidente; el inspeccionar con detalle el desempeño en altura, velocidad, rumbo así como las condiciones de cada vuelo enseñan infinidad de hallazgos.
Podemos aprender de la industria aérea a tener este tipo de pensamiento. Seamos ávidos por documentar nuestro andar profesional y personal. Tengamos un registro de nuestros hábitos. Podemos llevar una bitácora de nuestra puntualidad y prioridades de agenda. Podemos escribir nuestras lecciones y retos superados en el día. Todos estos insumos nos pueden decir al final de una semana, un mes o un año como hemos evolucionado. También nos pueden marcar aquellas cosas que debemos dejar de hacer, aquellas que debemos repetir o reducir. Todo esto usado de manera consciente en nuestros planes y decisiones nos vuelve más estratégicos. De esta manera estaremos capitalizando nuestro aprendizaje y el que hayamos recibido de otras personas. De esta forma nuestro sistema operativo personal estará siempre actualizado para desempeñarse mejor en nuestras cambiantes realidades.
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