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Miguel Angel Cardona

Hábitos de liderazgo: Estudiar la historia

Luis Castañeda, autor mexicano de varios libros de gestión, menciona en uno de ellos que el líder de excelencia es un ávido estudioso de la historia. Estoy completamente de acuerdo con esta idea. En administración en materias como mercadotecnia o estrategia aprendemos tanto de casos de éxito como de fracaso de empresas. No se trata de estudiar y copiar naturalmente. Se trata de analizar el racional de dichas decisiones, el contexto que las rodeaba y las señales que configuraban su potencial de logro o de fallo. Se trata de entender mejor los caminos recorridos por otros para hacer un mejor mapa y un mejor vehículo para nuestro propio viaje.

Estudiar la historia en cualquier ámbito nos permite ser más proactivos. Cuando entendemos factores que desencadenan cambios de gran magnitud generamos un aprendizaje clave. Podemos hacia adelante capitalizar potenciales oportunidades o mitigar riesgos. Esto nos vuelve más alertas al punto de tal vez ser un poco paranoicos como diría Andy Grove, ex CEO de Intel. Pero este sentido de observación y análisis permanente tiene una gran ventaja. Nos permite anticipar los puntos de inflexión estratégicos que pueden forzar momentos de prueba en la empresa.

Hay que señalar una advertencia en este hábito. Estudiar la historia de nuestra industria o nuestro país no debe guiarnos solamente a extrapolar la información para pensar que el futuro será puramente lineal. La prospectiva nos enseña a ir desde los futuros posibles hasta los probables. Y nuestras acciones enfocadas en aprovechar la capacidad de la empresa nos permitirá canalizar la realidad aún más, hacia nuestros futuros deseables.

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