Este acrónimo que aprendí al llegar a Tecmilenio me ha servido de manera muy frecuente. Su significado permite asegurar el mejor nivel de ejecución de una tarea por medio de 4 elementos fáciles de memorizar:
FO-co: ¿A qué tareas les daré más prioridad el día de hoy? Puedo empezar por los clientes que representan más ingreso o por lo que tienen quejas importantes pendientes. Puedo hacer aquellas cosas que me darán victorias rápidas para destrabar gestiones de mi equipo. O puedo enfocarme en aquellos proyectos de más demanda de atención pero mayor impacto al ser completados. El punto es de todo el grupo de tareas o contactos; elegir conscientemente un segmento pequeño y canalizar toda la energía en su ejecución.
R-itmo: ¿Cómo sabré si voy en marcha adecuada hacia el logro? El dividir la ejecución por horas y tener metas intermedias me permite ajustar si observo problemas que están impidiendo el avance. Podemos pensar en algo tan sencillo como: Para una tarea de 4 horas de duración; ¿Dónde debo estar en la primera hora? ¿en la segunda? Medir nuestro ritmo es como medir la velocidad de vuelo del avión para saber que nos mantenemos en itinerario para llegar al destino.
CA-lidad: Todo proceso de negocios tiene conocimiento asociado para asegurar que se haga de forma efectiva. Conocer los pasos y asegurar que se siguen no solamente logran una mejor experiencia al cliente. También hacen que a futuro otras personas que participen en el proceso ahorren en retrabajar atajos mal diseñados.
DO-cumentación: Si queremos generar evolución en nuestra empresa o nuestro trabajo, necesitamos ser conscientes de nuestro progreso y nuestros aprendizajes. Por ello vale la pena siempre documentar en los sistemas de la empresa o personales los aspectos clave de cada interacción con clientes. Se pueden documentar relaciones con proveedores, compromisos con el equipo. De esa forma siempre se sabe desde donde se está avanzando.
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