Así como en el idioma inglés hay los DO's y los DON'Ts (Lo que SI y lo que NO hay que hacer) en prácticamente cualquier área de conocimiento; pensaba en algunas reglas de experiencia de lo que hay que evitar conscientemente. Hay cosas que sabemos que de hacerlas se verá comprometida nuestra tranquilidad, nuestra reputación o nuestro desempeño. Y como una forma de lograr el éxito es evitar aquello que lo inhibe, comparto algunas reglas bajo la figura de NUNCA que pueden servirnos de guía para tomar mejores decisiones:
Nunca arriesgues tu marca personal: Construir un buen nombre es una labor permanente durante tu vida y que un solo evento puede dañarlo para largo plazo. Si algo va contra tus principios o los de tu empresa, bajo ninguna circunstancia vale la pena tomar parte de dicha iniciativa.
Nunca olvides tu mantenimiento personal: Debemos ser intensos y comprometidos con nuestro ritmo de trabajo si queremos lograr grandes metas. Pero debemos tener en mente que nuestro cuerpo como todo sistema requiere un espacio de reparación, recarga y renovación para funcionar de manera óptima. Durante el día busquemos esos espacios de pausa que nos permitan reenfocarnos con máxima energía después de darle espacio a nuestra mente y nuestro cuerpo.
Nunca falles a un hábito que construye tu futuro: Entre todos nuestros buenos hábitos hay algunos que deben ser estratégicos, prácticamente no negociables. Lo que conecta con nuestra salud, con el estímulo a nuestra mente o con nuestras relaciones más valiosas debe ser una prioridad en agenda; casi como una cita inamovible. Cuando esos hábitos se preservan, su efecto positivo llega en onda a otras esferas de nuestra vida.
Nunca pierdas una relación por tu ego. Ryan Holiday escribió atinadamente El ego es el enemigo. Por orgullo o por probar que tenemos la razón podemos comprometer relaciones que sean vínculos clave para toda nuestra vida. Una perspectiva sana está en tomar decisiones sobre las personas basados en nuestros valores antes que en nuestras emociones.
Nunca dejes de aprender. El mejor alimento para nuestro cerebro es el conocimiento. Mantener la curiosidad y la disposición de encontrar nuevos conceptos y caminos te mantiene alerta, al tiempo que tu cerebro como torre de control se mantiene en óptimas condiciones para servir al resto de tu cuerpo.
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